Historia del Edificio
El edificio Paraninfo, en uso desde su inauguración en 1893 hasta el traslado de la Facultad de Medicina al campus de San Francisco en 1973, fue en origen sede de las Facultades de Medicina y Ciencias. Se trata de la construcción histórica más antigua de la Universidad y la más conocida y estudiada, tanto por su monumentalidad y su elevado valor artístico, como por su posición privilegiada en la plaza de Basilio Paraíso, centro neurálgico de la ciudad.
Con 115 años de vida, el Edificio, proyectado y dirigido por el arquitecto Ricardo Magdalena, es el único declarado Bien de Interés Cultural de todas las construcciones universitarias y se ha convertido en la imagen institucional de la Universidad de Zaragoza. El Paraninfo fue uno de los edificios más sobresalientes en España en su época y el que contribuyó, decisivamente, a la renovación de la arquitectura aragonesa entre finales del siglo XIX y principios del XX.
La rehabilitación del Edificio, proyectado y dirigido por los arquitectos Luis Franco y Mariano Pemán, se enmarca en el Plan de Infraestructuras Universidad 2006-2012, planteado por el equipo de gobierno dirigido por el entonces rector Felipe Pétriz. El proyecto ha contado con un presupuesto de más de 18 millones de euros, financiado, entre otros, por el departamento de Ciencia, Tecnología y Universidad del Gobierno de Aragón.
Las obras, que han durado casi dos años -desde mayo de 2006, cuando se cierra el edificio, hasta mayo de 2008-, han afectado a los 13.000 metros cuadrados de superficie útil del edificio. Además, se ha conseguido recuperar para el uso 9.000 metros cuadrados más que permanecían cubiertos y en desuso.
Una de las mayores dificultades de la obra se ha planteado en la necesidad de combinar el respeto a los valores históricos de esta arquitectura con las exigencias que implica la introducción de nuevas funciones, ya que el objetivo principal ha sido recuperar para la sociedad aragonesa la totalidad del Paraninfo, reforzando su carácter emblemático e institucional.
La restauración de todos los espacios principales (biblioteca, Paraninfo, Aula Magna) que por su valor histórico y artístico son el ejemplo más relevante de la arquitectura decimonónica aragonesa, tal y como la concibió su autor, Ricardo Magdalena ha sido uno de los objetivos principales de este proyecto. De forma paralela, ha tenido lugar la inserción de nuevos equipamientos para la introducción de nuevos usos administrativos. Así, el nuevo edificio está preparado para cumplir tres funciones, la Institucional con la presencia del Rectorado y el Consejo Social, la Cultural, con nuevos espacios para exposiciones y la Científica, dedicada a congresos y eventos universitarios para la difusión del conocimiento científico.
Además, durante el período de celebración de la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, el Paraninfo se convertirá en una de las sedes de la “Tribuna del Agua”, un foro de reflexión científica y de diálogo en torno al agua y el desarrollo sostenible.
Las obras han comprendido asimismo otras tareas de restauración entre las que se encuentran la limpieza de paramentos y alero en fachadas y la restauración completa del cuerpo de ingreso, incluidas las estatuas sedentes, así como los elementos decorativos interiores, entre ellos las columnas de fundición diseñadas por Magdalena y todas las terracotas que decoraban la fachada al patio interior. También, y entre otras actuaciones, se ha llevado a cabo la restauración completa del Aula Magna, con sustitución del graderío original por uno nuevo, que funcionará como sala de conferencias.
Entre las novedades más destacadas está la ampliación del espacio a la Biblioteca Universitaria, la recuperación del patio interior como pequeña plaza pública, la inserción de amplias salas de exposición en planta baja y en sótano, donde se han conseguido nuevos espacios óptimos para la exhibición de arte contemporáneo y la recuperación de la rotonda de la fachada sur, que se abre de nuevo al exterior, permitiendo una mayor fluidez espacial y un mejor funcionamiento del edificio. Precisamente en esta zona se instala la cafetería, un equipamiento habitual en un edificio con un marcado uso cultural y público como es éste.
En el interior del edificio la intervención ha supuesto una renovación completa de una parte importante en las aulas, pasillos y salas departamentales abandonadas desde la salida de la Facultad, y también de modo especial en el sótano ocupado por el Instituto de Carboquímica que se ha habilitado para salas de exposiciones.
Finalmente, se mantienen las instalaciones de la Biblioteca General Universitaria y de la Real Academia de Medicina, mientras que la colección científica “Longinos Navás” continuará en exposición permanente, aunque en otro emplazamiento dentro del edificio.
El edificio original
Proyecto de 1886 , inaugurado en 1893
Arquitecto del proyecto original Ricardo Magdalena Tabuenca
Superficie construida 13.447 m2
Presupuesto original de contrata 2.345.121,36 pesetas
Empresa constructora Juan Pruneda y García
Dirección de obra del edificio original Ricardo Magdalena Tabuenca
Este monumental edificio, el más valioso y antiguo de la Universidad de Zaragoza, se ha conservado, sustancialmente, tal y como fue diseñado hace 115 años por Ricardo Magdalena Tabuenca. Este arquitecto, siguiendo las directrices sugeridas por los decanos y claustro de profesores de Medicina y Ciencias, optó por diseñar un conjunto de tres construcciones, dotadas de grandes ventanales, separadas entre sí, pero rodeadas por una verja que las aislaba de la ciudad: la Facultad propiamente dicha con fachada a plaza Paraíso, el Hospital Clínico (en la actualidad sede de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales) y el Pabellón de Disección, hoy desaparecido.
La disposición adoptada por Magdalena para la construcción más importante, el edificio para Facultades de Medicina y Ciencias, adoptaba el modelo propuesto en su momento por los claustros de profesores de dichas facultades por ser el más adecuado para el uso docente: un edificio cuadrangular en torno a un patio abierto y rodeado de un claustro, al que el arquitecto aragonés añadiría unas exedras o salas semicirculares, con una doble función, acoger las aulas y enriquecer notablemente el juego de volúmenes del edificio.
En origen, en la planta baja del edificio se encontraban grandes aulas (previstas para 100 y 150 alumnos) donde se impartía la enseñanza teórica, acompañadas de los gabinetes y laboratorios donde se realizaban las prácticas experimentales, y en la parte alta los Museos (instrumental y anatómico), la Biblioteca, el Salón de Actos y la Cátedra de Conferencias. En un tercer piso, en este ala se encontraba el torreón donde se alojaba el observatorio astronómico. La fachada lateral izquierda y parte de la posterior correspondía a Medicina y la fachada derecha a Ciencias.
Realizado en fábrica de ladrillo con basamento de piedra, el Paraninfo en sus alzados responde a unos principios compositivos muy claros enmarcados en la arquitectura académica del siglo XIX. La fachada principal presenta una disposición simétrica con una solución muy común en los edificios públicos de aquella centuria (desde el Museo del Prado hasta la Biblioteca Nacional), con un juego de cuerpos adelantados (el cuerpo central por donde se accede al edificio y los torreones laterales) y retranqueados, que Ricardo Magdalena repetirá, al final de su vida, en el Museo de Artes de Zaragoza (1908).
En cuanto a su ordenación, destacan la superposición de grandes ventanales con tres órdenes de arcos de medio punto (uno en planta baja, tres en planta principal y cinco en la galería de arquillos que culmina en el edificio, en el caso de los torreones angulares) coronados por un gran alero de madera tallada, un elemento común en la arquitectura aragonesa que Magdalena retoma en este y en otros edificios, como el mencionado museo.
Por último, hay que destacar la presencia de las cuatro estatuas sedentes en piedra blanca de Fonz, a través de las figuras de cuatro sabios relacionados con el distrito de la Universidad de Zaragoza: Andrés Piquer y Miguel Servet por Medicina, Ignacio Jordán de Asso y Fausto de Elhuyar por las Ciencias. Sus autores fueron los artistas Dionisio Lasuén, quien esculpió las de Servet y Jordán de Asso, y Jaime Lluch, autor de las de Piquer y Elhuyar, que trabajó siguiendo los dictados de Lasuén.
Los materiales originales empleados en el edificio tenían procedencia local: ladrillo prensado trasdosado con ladrillo ordinario en las fachadas, mortero de cal, piedra de Tafalla para la sillería, piedra de Fonz para las esculturas, yeso para los motivos decorativos interiores, forjados de vigas de madera apoyados en columnas de fundición (salvo en espacios puntuales en planta donde se usaron forjados metálicos procedentes de Altos Hornos de Bilbao) y armaduras de madera cubiertas por tejado a dos o varias aguas (dependiendo de las zonas), con teja árabe.
Desde el punto de vista ornamental, hay que destacar el riquísimo programa iconográfico desplegado en medallones, bustos y esculturas en las que aparecen recogida la historia de las Ciencias y la Medicina a través de sus principales protagonistas, sabios, médicos y científicos aragoneses y foráneos. Asimismo, Magdalena, a quien se debe la recuperación de la fábrica de ladrillo caravista en la arquitectura aragonesa decimonónica, utilizó con gran maestría este material tanto desde el punto de vista decorativo como estructural, desplegando un repertorio inspirado en la característica arquitectura mudéjar aragonesa. Todo ello fue completado con la aplicación de cerámica y azulejería de la famosa Casa Pickman, de Sevilla.
La decoración interior, bastante sobria y funcional, se desarrolla con mayor profusión en los espacios representativos por excelencia del edificio: la gran escalera imperial, la sala Paraninfo (originalmente salón de actos) donde destacan las magníficas vidrierías realizadas por la Casa Degrand de Burdeos, y la biblioteca